viernes, 14 de agosto de 2020

Pequeño vals amalfitano.

Hay un enjambre de olivos sin horizonte 
hay un camino de muerte y amapolas 
hay un susurro de sal en el viento 
hay una ausencia maldita en tu nombre. 

Hay un quejido perdido en la noche 
hay un sepelio de limones olvidados 
hay una guerra sin tregua en la playa 
hay un recuerdo tañido en la torre. 

Hay buganvillas en los tejados 
hay un concierto a capela en el cielo
hay balcones vestidos de boda 
hay carreteras serpenteando. 

Hay un velero bailando en la costa
hay un silencio hundido en la arena 
hay un viejo aroma a otra época
hay un gato pidiendo limosna. 

Hay una iglesia tallada en las rocas 
hay profecías burlando el destino 
hay ocasos de sangre y de fuego 
hay dos mujeres amándose a solas.

martes, 11 de agosto de 2020

Por la senda de la Vega.

Por el camino viejo de la juventud
la memoria desenreda la espiga
y en la audiencia pública 
de las cigarras tras los rosales
el sol exhala su veredicto.

¿Me acaricia el aire 
o son las manos de mi madre?
Oh nostalgia, cadalso del tiempo, 
qué ambivalente respuesta bajo 
la sombra horadada de los alisos.

¡Qué embriagadora alegría 
sentir nuevamente esta tierra 
y qué punzante dolor haber 
corrido, riéndonos, ribera
abajo en alcance del Duratón! 

El ajetreo del agua ahoga
aquella inocencia perdida
y por entre la heroica dinastía 
de las espadañas asoma
de nuestra infancia el colofón.

Tras una hilera plateada
de mariposas blancas: 
la curiosidad trepa impaciente
la catedral del río, que cobija
a la pedanía en su regazo. 

Desde la intemperie, tan solo
el futuro cierto, la caída libre
nuestra risa perdiéndose
en la frondosidad del bosque
montañas de arena y cuarzo.