miércoles, 7 de noviembre de 2018

Reflexión sin importancia.

Te pasas la vida queriendo ser esta
o esa persona, quizá acostarte con
esa o aquella otra, con seguridad
tener esto o aquello.

Y acabas encontrando la felicidad
en quién fuiste, las horas durmiendo,
lo que ya no puedes conseguir.

La nostalgia no es más que querer
volver a vivir lo que no sabías
que te hacía feliz, pero siéndolo.

Quienes son felices desde siempre
carecen de pasado al que volver,
no se cuestionan el presente, 
no necesitan el futuro,
son quien quieren ser, se acuestan
con quien quieren,
se están comprando un iPhone X:
se mueren continuamente.

El resto (nos) sobrevivimos.

viernes, 18 de mayo de 2018

Presagio.

El amor verdadero es el amor libre:
sin libertad, no hay sinceridad
sin sinceridad, no hay verdad
sin verdad, el amor es solo una ilusión.

martes, 16 de enero de 2018

Oda a la verdad.

¿Recuerdas, amor, cuándo nos descubrimos
buscándonos

cuándo empezamos a contarnos nuestra vida
sabiendo que lo que vendría, de nosotras en adelante
era la historia que nos explicaba: 
que nacíamos para salvarnos de la realidad
que nos desolaba y moriríamos cuando
consiguiera desolarnos

cuándo dejamos de creer en el destino
y nos pusimos a construir el futuro 
                       (porque nos teníamos a mano

cuándo me pediste que saliera contigo y fuiste tú 
la que te quedaste conmigo

cuándo nos mudamos de piel y nunca más 
volvimos a ser las mismas?

¿Recuerdas cuándo nadie nos había
hecho sentir 
que éramos únicas
ni nos había alentado con aliento
ni se había bañado en nuestra tristeza
ni se había bebido nuestras lágrimas

cuándo nadie nos había descifrado el cuerpo
ni nos había acariciado el alma
ni nos había admirado todos los defectos

cuándo nadie nos había llevado al espacio
ni nos había abrazado la ingravidez
ni nos había consolado en silencio

cuándo nadie había bajado al abismo 
a buscarnos
ni se había vuelto loca para entendernos
ni nos había curado sin hacernos daño

cuándo nadie nos había esperado en la meta
ni nos había hecho posibles
ni había conseguido vencer nuestros miedos?

¿Recuerdas cuándo nadie se había aprendido 
nuestra forma de ser
ni se había quedado sin estar
ni había estado para recordarnos lo que somos
cuando se nos había olvidado

cuándo nadie se había desnudado 
para abrigarnos
ni nos había vestido de flores
ni nos había enseñado a ser humanas

cuándo nadie nos había hecho cambiar
alabándonos
ni nos había alabado el cambio
ni nos había querido en desarrollo

cuándo nadie había antepuesto nuestra felicidad
a la suya -aparte de nuestra madre-
ni nos había ayudado a encontrarnos
ni nos había encontrado?

Si lo recuerdas, amor, si todavía recuerdas
por qué me enamoré de ti
ahora que hemos preferido dejar de mentirnos
para hacernos felices y hacernos daño
para seguir siendo verdad
ahora que la realidad nos duele porque
hemos roto la ficción de bastarnos
sabrás por qué siempre comprenderé que te vayas 
y, sobre todo, por qué te seguiré esperando.